¿Mi hijo/a se arranca el pelo y no sé qué hacer?
La tricotilomanía es un trastorno del control de impulsos, que se caracteriza por el hecho de arrancar el propio cabello, lo que origina la pérdida notable del mismo (Moreno et al., 2007). La tricotilomanía está considerada un trastorno del control de los impulsos, se considera un trastorno pediátrico de aparición común y curso crónico por su comienzo en la infancia y porque suele continuar en la edad adulta, si no se pone solución. En cuanto a su epidemiología, es un trastorno que se inicia en la infancia, entre los 5 y los 13 años. Hasta el momento actual se sabe muy poco acerca del mismo en edades inferiores.
En cuanto a la sintomatología, podemos observar que los niños tienden a arrancarse el pelo de varios sitios, siendo la cabeza la zona más frecuente, más específicamente en regiones parieto-occipitales, detrás de las orejas y un poquito más hacia arriba (Torales et al., 2011). Tras el auto- arrancamiento los niños, llegan a examinar el pelo arrancado, pueden jugar con él, lo tocan o incluso se lo meten en la boca, llegando incluso a masticarlo o ingerirlo (tricofagia). Estos niños pueden generar una bola de pelos en el tubo digestivo, padeciendo tricobezoar, lo que originaría complicaciones gastrointestinales (Torales et al., 2011).
Los niños no se arrancan el pelo de forma voluntaria, sino que es automático, lo que sitúa a la conducta de arrancado de cabello como una compulsión. Además, la conducta de arrancarse el pelo, al ser una compulsión va destinada a dar respuesta a un desencadenante afectivo que puede ser interno la niño, ya sea le calma o le entretiene. En niños pequeños, como no han desarrollado todavía las habilidades de expresión verbal, es decir, el habla, al no poder expresar sus emociones y al no tener desarrollada la habilidad para la identificación de las mismas, pudiera darse esta conducta negativa como respuesta emocional. Es por esto que en la intervención, la responsabilidad de modificar la conducta de arrancado de cabello recaiga, sobre todo, en la familia. La familia es crucial para identificar los momentos en los que hay alto riesgo de la conducta de arrancar el cabello.
¿Qué podemos hacer para prevenir y o eliminar la conducta de arrancado de cabello?
Se ha demostrado que la terapia cognitivo-conductual es muy beneficiosa, aunque ante este tipo de problemas la gran limitación es que la recaída después del tratamiento es frecuente. Destacamos como técnica con más evidencia para resolver el problema, el entrenamiento en la reversión del hábito. A través de dicha técnica, fomentamos la conciencia de la dificultad, el autocontrol y el control estimular y ayudamos a generar hábitos alternativos, que actúen como respuestas de competencia, es decir, conductas alternativas positivas que compitan con la conducta de arrancarse el cabello que queremos modificar, eliminar; así como reforzamiento positivo cuando se de el autocontrol.
Sabiendo que la intervención sería la de establecer una conducta alternativa, la principal reacción de competencia para el hábito de arrancarse el cabello es la de apretar el puño o agarrar un objeto conveniente (Azrin y nun). Por ello, trabajar la tensión con el niño sería un primer paso. La presión ejercida cuando agarramos un objeto o cerramos el puño es necesario que sea intensa, para percibir la presión de los dedos. En el caso de los niños muy pequeños es muy difícil la intervención, ya que esta recaerá en la familia, la cual tiene que estar observando al niño o niña de forma casi permanente.
¿Como intervenimos? Se eligen objetos, juguetes para entrenar en la reacción de competencia, es decir, en la tensión. Cualquier objeto es válido y útil para modificar la conducta. Podemos seleccionar varios juguetes y tenerlos al alcance para que la niña o niño pueda cogerlos de forma natural o podemos ser nosotros los que le demos al niño o niña el juguete justo en el momento en que se produzca la conducta de arrancado de pelo. Incluso si es posible, daríamos el juguete antes de que se produzca dicha conducta problema. Es decir, cuando veas a tu hija/o mover sus manos y brazos hacia su cabeza o hacia su cara, dar este objeto y enseñarle a que lo apriete. Podemos enseñar a nuestro hijo o hija, ya sea de forma oral, diciéndole que apriete el juguete, o con guía física, ponemos el juguete en las manos de nuestra hija o hijo, y con nuestras manos, apretamos sus manitas. En caso de no tener objeto para presionar, podemos presionar sus manitas (puños cerrados) con las nuestras o contra la mesa, siempre con dulzura. La idea es generar tensión en su manitas y deditos.
Podemos apretar los puños de la niña o niño de la siguiente forma: cierre la mano de la niña o niño (puños), con los deditos tocando la palma, además el pulgar debe quedar dentro del puño, también tocando la palma (Azrin y Nun).
Además de esta técnica de tensión, podemos reforzar positivamente cuando la niña se detenga, antes de realizar la conducta problema (arrancado de cabello), cuando veamos que dirige sus manos hacia la cabeza, diremos con dulzura un “No”, al principio acompañaremos el mensaje de “No” con el gesto o guía física de retirada de la mano, y reforzaremos al instante. Más adelante, diremos solo el mensaje verbal, y si la niña se detiene, reforzaremos con pegatina, con palabras como “muy bien”, con un juguete, etc.
Por otro lado, es muy importante, tratar de que la niña/o esté estable y relajada/o la mayor parte del tiempo. Podemos ayudar en la relajación con un clima agradable en casa, luz tenue, música relajante, masaje, caricias, etc. Cuando son más mayores se les puede entrenar en técnicas de relajación y respiración.
Andrea Pelegrín Santo
Psicóloga General Sanitaria
Máster en Neuropsicología Clínica
MU02775
Centro Psicopedagógico Gabaldón Alicante