«Los Monstruos Bajo la Cama: Explorando los Miedos Infantiles en la Época de Halloween»

Introducción.

      Halloween, la fiesta que celebra el miedo y lo oculto, se ha vuelto popular en muchas partes del mundo, y despierta sentimientos encontrados en niños de todas las edades. Por un lado, provoca emoción y expectativas debido a los disfraces, los dulces y el conocido “truco o trato”; sin embargo, por otro lado, puede desencadenar miedos y ansiedades en los más pequeños, convirtiéndose en un auténtico desafío emocional.

     En este artículo, se explorará la relación entre el miedo y Halloween en niños desde una perspectiva psicológica, para así comprender cómo se manifiestan estos temores, lo cual resulta fundamental para que los adultos puedan acompañar a los niños en el manejo de estos, para que puedan disfrutar de la fiesta de manera saludable.

La dualidad de Halloween: entre la diversión y el miedo.

      Halloween, una festividad de origen celta, ha evolucionado hacia una celebración cargada de elementos temáticos aterradores, tales como espíritus, brujas, criaturas monstruosas y esqueletos. Los niños se visten con disfraces y se adentran en la búsqueda de dulces en la oscuridad, donde pueden experimentar emociones contradictorias. Por un lado, pueden disfrutar de la diversión y la emoción de la fiesta, pero al mismo tiempo, pueden experimentar temor ante las decoraciones espeluznantes que se ven por doquier en Halloween.

     De esta manera, este evento se convierte en una exposición de los niños a sus miedos: para algunos, la sensación de excitación y enfrentarse a sus temores de manera controlada puede ser una experiencia enriquecedora, mientras que para otros puede resultar abrumador.

El desarrollo de los miedos en la infancia.

      Los miedos son una parte natural del desarrollo infantil. A lo largo de las distintas etapas de este, experimentan temores específicos que desempeñan un papel crucial en su capacidad para afrontar lo desconocido y potenciales peligros: desde el miedo a la oscuridad y a los monstruos debajo de la cama, hasta miedo a hablar en público, los niños atraviesan un variado espectro de miedos conforme van creciendo.

Por tanto, la festividad de Halloween puede acentuar o desencadenar algunos de estos miedos.

 Cómo viven los niños el miedo en Halloween.

      Es fundamental tener en cuenta que la manera en la que los niños experimentan el miedo en Halloween varía según su edad, temperamento y vivencias previas. Mientras que, para algunos, las emociones aterradoras de Halloween pueden resultar agradables, para otros, pueden resultar abrumadoras o aterradoras. Los niños más pequeños pueden tener dificultades para discernir entre la fantasía y la realidad, lo que podría llevar a que las imágenes espeluznantes los impacten de manera más intensa.

Cuando los miedos se vuelven problemáticos.

      Si un niño experimenta miedos que interfieren significativamente en su rutina diaria, como la negativa a ir a la escuela debido al miedo de contagiarse de alguna enfermedad – sobre todo después de la COVID-19 -, es fundamental buscar la asistencia de un profesional de la salud mental. Los miedos intensos o fobias pueden ser abordados de manera eficaz a través de la terapia cognitivo-conductual u otras intervenciones apropiadas.

 Cómo ayudar a los niños a lidiar con los miedos de Halloween.

 

  1. Comunicación abierta: Promover la comunicación abierta es esencial. Anime a los niños a hablar sobre sus temores y preocupaciones, y escúchelos activamente, validando sus sentimientos para que así se sientan comprendidos.
  2. Conocer los límites: Respete los límites de su hijo. Si no se siente cómodo acercándose a una casa decorada de manera aterradora, no lo presione para que lo haga. Mostrar respeto ante sus miedos puede contribuir a fortalecer su confianza.
  3. Desmitificar lo aterrador: Hable con los niños sobre la diferencia entre lo real y lo imaginario o ficticio. Ayúdeles a comprender que las decoraciones y los disfraces de Halloween están diseñados exclusivamente para entretener, sin representar ningún tipo de peligro real.
  4. Control del entorno: Si su hijo muestra una gran sensibilidad hacia ciertas imágenes, considere participar en fiestas o actividades más adecuadas para su edad o nivel de comodidad – el “tren de la bruja” no tiene por qué ser para todos.
  5. Ofrecer apoyo emocional: Si un niño se enfrenta a un miedo intenso o experimenta ansiedad, ofrezca apoyo emocional, acompañándolo y entendiéndolo, y en caso de requerirlo, busque la ayuda de un especialista en salud mental.

Conclusión.

      Halloween, una festividad que por lo general provoca emoción y diversión, puede convertirse en una fuente de miedos y temores en los niños, exponiéndoles a elementos aterradores en un entorno controlado. La psicología enseña que los miedos forman parte del desarrollo infantil, pero es fundamental que los padres y cuidadores estén atentos a las necesidades de sus hijos, escuchándolos, comprendiéndolos y proporcionándoles apoyo emocional cuando sea necesario. Ayudar a los niños a enfrentar sus temores de manera gradual no sólo enriquecerá su experiencia de Halloween, sino que también le permitirá cultivar habilidades importantes para enfrentar los miedos en otras áreas de sus vidas.

 

Andrea García Macho.


Psicóloga General Sanitaria.

Centro Psicopedagógico Gabaldón Alicante

Administrador19 de noviembre de 2022
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