MI HIJO NO EMPIEZA A HABLAR ¿A QUÉ EDAD DEBERÍA COMENZAR? ¿CÓMO ESTIMULAMOS EL LENGUAJE?
Para hablar sobre a qué edad debería empezar a hablar nuestro hijo y cómo estimulaos su lenguaje en casa sería interesante comenzar explicando qué es el lenguaje.
El lenguaje se define como un sistema de signos mediante el cual expresamos sentimientos o ideas haciendo uso de las palabras. Por tanto, también es el sistema de signos que utiliza una comunidad para comunicarse de forma oral y escrita. Además será necesaria una correspondencia entre expresión y comprensión, los cuales se consideran imprescindibles para la comunicación.
Para que el desarrollo del lenguaje sea adecuado es imprescindible distinguir dos aspectos, la estructura y la función.
La estructura del lenguaje se origina en su significado y hace referencia a una adecuada adquisición de estructuras gramaticales para formar finalmente oraciones con sentido completo, incluyendo también una escritura correcta (adecuada ortografía).
La función del lenguaje hace referencia a la capacidad de pensar, comunicarse y resolver problemas por medio del lenguaje. Todo esto viene intrínsecamente relacionado con cada cultura, de manera que, cada cultura desarrolla una estructura y aporta una función a su lenguaje, permitiendo que entre dos personas compartan un significado.
El desarrollo del lenguaje está influenciado por el medio social y por la capacidad intelectual de cada persona y por ello es muy importante toda la ayuda y apoyo que aportemos a nuestro/a hijo/a durante todas las estapas de su desarrollo.
LOS PRIMEROS USOS DEL LENGUAJE
A lo largo del primer año de vida es elemental el desarrollo del lenguaje mediante el lenguaje denominado “preverbal” por el cual nuestro pequeño se relaciona (haciendo sonidos e intentando imitar algunos) y recibe interacciones del adulto.
Durante los primeros 15 meses avanzamos de balbuceos, gritos o llantos, hasta desarrollar las primeras palabras, produciendo un salto importante que podremos observar con mucha ilusión y apoyando en todo a nuestro pequeño.
Aproximadamente a los 12 meses empiezan a producirse las primeras palabras. Estos primeros términos dependerán del entorno y de la cultura, siendo principalmente “papá”, “mamá” y todas aquellas expresiones sencillas que les sirvan para obtener algo que necesiten, como “agua” por ejemplo (o aproximaciones a este término), comenzando lógicamente por monosílabas y bisílabas para ir mejorando y afianzando a palabras más largas.
Poco a poco irá aumentando el repertorio de palabras que pueda presentar el/la pequeño/a hasta los 2 años que suelen presentar alrededor de 50 palabras (no quiere decir que todas ellas deban estar bien pronunciadas pues el desarrollo articulatorio es más largo) y su intención comunicativa va aumentando, llegando a comenzar a formar frases simples, combinando varias palabras (sujeto + verbo: “niño juega”).
Más adelante, desarrollarán frases complejas hacia los 3-4 años en las que utilizan unas 4 u 8 palabras incluyendo adjetivos y adverbios y hacia los 6 años emplearán conjunciones.
¿A QUÉ EDAD DEBERÍA EMPEZAR A HABLAR MI HIJO/A?
Como hemos podido leer anteriormente nuestro hijo/a dentro de unos estándares de normalidad empezará con un lenguaje preverbal hacia el primer año de vida, esto no quiere decir que estrictamente si nuestro hijo/a no comienza a producir sonidos alrededor de esta época debamos alarmarnos, simplemente ir observando y apoyándole en todo momento.
Alrededor de los 10 meses deberíamos ir observando en nuestro pequeño cómo señala y emplea gestos para aumentar su comunicación y hacerse entender, para dar paso al incremento de su vocabulario e ir avanzando progresivamente.
Es normal que existan desfases en todos los pequeños pues cada uno necesitará su tiempo para comenzar a comunicarse y cada uno elegirá unas palabras u otras dependiendo de su entorno, necesidades y capacidades. Por ello, debemos estar pendientes, tener en cuenta a qué edad comienza a hablar y si a lo largo del año y medio no presenta intención comunicativa o a los dos años no observamos presencia de palabras en su comunicación (únicamente gestos o simplemente nada) siempre podemos acudir a un especialista del lenguaje para pedir consejo y ayuda si es necesario.
¿CÓMO ESTIMULAMOS EL LENGUAJE?
Esta es una gran pregunta, pues no solamente debemos tener en cuenta cómo estimular el lenguaje en nuestro hijo si observamos dificultades en él, sino que siempre es bueno estimular todas las áreas de nuestro hijo desde el principio, dentro de la medida de nuestras posibilidades y sobre todo mediante el juego.
La estimulación del lenguaje es mucho más sencilla de lo que podría parecer. Siempre es importante hacer partícipe a nuestro/a hijo/a de la rutina diaria, hablándole siempre en un tono normal y evitando tono “infantilizado”. Por ello, estimulamos lenguaje siempre que estemos verbalizando las tareas de la vida diaria como: poner la mesa, vestirse, ir al baño, ir por la calle…, comentándole todo lo que está pasando e invitándole a repetir lo que pueda, fomentando la imitación en las edades más tempranas y en las que ya exista algún tipo de lenguaje incitando a que él/ella mismo/a verbalice dichas situaciones.
Para los más pequeños que no presenten lenguaje siempre es interesante fomentar éste mediante las onomatopeyas, invitándole a repetirlas, siempre mirándole a la cara y haciendo que nos mire en todo momento, así aprenderá mejor el sonido, reconociéndolo de forma auditiva y visual (mirándonos la boca y gestos). De esta forma, estaremos trabajando comunicación, imitación, comprensión (reconociendo los sonidos y asociándolos a un objeto o algo concreto) y articulación.
Todas estas actividades intrínsecamente están trabajando la comprensión pues a la vez que comentamos una situación de la vida diaria o enseñamos una onomatopeya estamos asociándolo a algo, por tanto si preguntamos por ejemplo: ¿qué es? ¿Qué está haciendo?…, trabajamos expresión al responder (aunque no responda perfectamente) y comprensión.
Es interesante que todo esto se haga de forma divertida y haciendo partícipe a nuestro hijo, jugando con él o ella y siempre disfrutando de su compañía.
Nunca debemos olvidar que estas ideas que estamos aportando son únicamente un apoyo y que siempre que observemos alguna dificultad deberemos acudir a un especialista logopeda que nos dé el apoyo necesario como:
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– Actividades más específicas para el caso si es necesario.
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– Tranquilizándonos e indicando que es un proceso normal y continuemos como
estamos trabajando hasta el momento.
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– Indicando la necesidad de una evaluación y de acudir a sesiones.
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– Derivar a un especialista más adecuado como médico o psicólogo, por ejemplo.
Carmen Iriarte Ballesta
Gabaldón Alicante
Logopeda colegiada 46121
Máster en investigación logopédica en daño daño
cerebral adquirido y trastorno del neurodesarrollo.