La otra cara de las Fallas…¿miedo a los petardos?

 

   Llega la primavera, el buen tiempo, el sol… pero para los valencianos, la llegada de la primavera coincide con las fallas, ese olor a buñuelos, el ambiente, las luces, las flores  y cómo no la pólvora que tanto caracteriza a nuestra ciudad. Pero para muchas familias la llegada de las fallas no es precisamente esa fiesta, sino que se convierte en un infierno para los pequeños de la casa cuando de petardos y cohetes se trata.

 

    Simplemente el hecho de tener que salir a la calle, produce tal ansiedad a los niños/as  que este hecho se convierte en toda una odisea y no permite disfrutar de la fiesta.

Tener miedo es totalmente normal, es una etapa evolutiva en los niños/as, pero en ocasiones cuando el miedo sobrepasa ciertos límites, es decir, cuando el niño/a realmente sufre ante tal situación y su malestar lo proyecta al resto de la familia, entonces es cuando hay que tomar medidas para no desencadenar en una fobia en un futuro.

 

   Para saber cuál es el desencadenante de este miedo, habría que valorar cuáles son los precedentes a la situación, es decir, cuál es la situación que le ha llevado hasta este punto. Por ejemplo: si hay costumbre de chillar al pequeño en casa, si se ve la televisión o cualquier otro dispositivo en un volumen muy alto, si se dan portazos, si hay ruidos relacionados con el tráfico, motos, coches… en fin, cualquier cosa puede desencadenar en estos miedos.

 

   Por ello la primera medida que se debe tomar es la prevención,  Si observamos que tener miedo a los petardos o ruidos fuertes genera un alto grado de ansiedad al niño/a, tomaremos una serie de medidas para ayudarle a superarlo.

 

    En primer lugar, sería conveniente hacer una visita al otorrino,  para descartar que exista un problema auditivo como pudiera ser una hiperacusia, que consiste  en una hipersensibilidad auditiva que provoca que determinados sonidos, como el del viento o el de un papel que se arruga, se tornen insoportables.  Según el grado de sensibilidad y el ambiente en el que se mueve la persona, la alteración puede trastocar enormemente la vida diaria.

 

     Si se ha descartado un problema auditivo, nos centraremos en pensar que pueden ser miedos normales, comunes en la etapa evolutiva del niño/a. Sería conveniente tener en cuenta una serie de actuaciones para tratar de disminuir o erradicar dichos miedos.

Cuando un niño/a tiene miedo a los petardos la primera actuación por parte de los padres es la de tranquilizarles, este acto hay que intentar realizarlo en el mismo momento y lugar que se produce la explosión, hay que tratar de evitar a toda costa salir huyendo del lugar, puesto que con dicha actuación empeoraríamos la situación al no afrontarla.

 

    Es importante que los padres estén tranquilos y serenos ante dicha situación y transmitirle esa tranquilidad al niño/a para que se sientan seguros. Se pueden decir cosas tales como: Tranquilo, no pasa nada, sé cómo te sientes, pero no voy a dejar que te pase nada, mamá o papá está aquí!! Tenemos que estar ahí hasta que el niño se tranquilice y el nivel de ansiedad baje. En definitiva, no debemos de tratar de darle tanta importancia a lo que está sucediendo.

 

    Hay que ser conscientes que el miedo que tiene es algo real e importante para él, por ello no se debe ridiculizar ni mofar aunque la reacción ante una explosión pequeña sea excesiva. Evitando frases tales como: “no te asustes tanto que es un petardo pequeño”, etc…

 

     Si deseamos asistir a un evento en el cual se van a tirar petardos, como la mascletá, debemos ir preparando al niño/a unos días previos al acontecimiento, e incluso podríamos utilizar medidas físicas para minimizar el ruido, como por ejemplo, unas orejeras o unos auriculares con la música favorita del niño/a, si este es mayor.

También se puede jugar en casa a juegos sobre petardos o fuegos artificiales, por ejemplo, el papá es el que hará los ruidos que simularán los petardos aludiendo a frases del tipo: shhhhh…. Pummm!!!! y así el niño entenderá que no pasa nada. Incluso se puede realizar algunas técnicas de relajación previas a la salida a la calle.

 

     Debemos de alabar sus triunfos, si celebramos sus avances y reforzamos sus actitudes positivas, conseguiremos mejorar su seguridad y su autoestima, que son dos puntos clave para superar el miedo.

Con estos consejos no tratamos de conseguir que al niño/a le gusten los petardos, no pretendemos inculcarle ningún tipo de fiesta ni tradición, lo que se pretende es conseguir es  estabilizar unos comportamientos que a priori no son negativos pero que en un futuro pueden derivar en una fobia mayor.

 

     Si observamos que estas medidas no son suficientes, se debería replantear la idea de poder acudir a un especialista por descartar algún bloqueo emocional de cualquier otra índole.

 

 

Disfrutar de las fallas y ya sabéis… cualquier miedo es posible vencerlo.

 

Eva Gabaldón Sáez

Pedagoga y directora de la red de Centros Psicopedagógicos Gabaldón

Nº colegiada 432

Administrador19 de noviembre de 2022
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