PAUTAS PARA FAMILIARES CON TRASTORNO LÍMITE DE LA PERSONALIDAD

Son muchas las problemáticas a las que los profesionales de la salud mental nos tenemos que enfrentar en nuestras consultas, entre ellas, se encuentran los Trastornos de Personalidad, posiblemente, uno de los trastornos más complejos y difíciles de entender.

Se trata de un trastorno crónico y grave y que afecta a un 6’7% de la población mundial, es común en ambos sexos, aunque se da con mayor frecuencia en hombres que se encuentran en la primera etapa de la edad adulta.

Pero, ¿qué supone exactamente tener un Trastorno de la Personalidad? Las personas que sufren este problema, interpretan y ven a los demás, a sí mismos y el mundo de forma particular, digamos que a su manera, por lo que inevitablemente las relaciones con la gente de su alrededor se ven afectadas. Para entendernos, digamos que las gafas que llevan puestas a través de las cuales observan el mundo exterior, tienen unos cristales diferentes a los del resto de la población.

Además, no existe un único Trastorno de la Personalidad sino un total de 9 subtipos que se clasifican en 3 grupos en función de la sintomatología que presenten. Uno de los más conocidos es el Trastorno Límite de la Personalidad (TLP).

En líneas generales, las personas diagnosticadas de TLP son sujetos que sienten y experimentan las emociones de forma muy intensa y esto les lleva a presentar problemas para regular sus emociones y pensamientos. Como consecuencia, llevan a cabo conductas impulsivas, imprudentes y que suponen un peligro para su vida como pueden ser autolesiones e intentos de suicidio. Además, les resulta difícil mantener comportamientos estables y dirigidos hacia metas vitales por lo que establecen relaciones muy inestables con los demás.

Claro está, que el trastorno no afecta únicamente a la persona que lo padece sino también a la gente que tienen alrededor. Los familiares, tienen que lidiar con el cuidado del paciente con trastorno mental y asumir las implicaciones que ello conlleva, por tanto, es sumamente necesario que conozcan bien la enfermedad así como tener al abaste herramientas y estrategias que les hagan más llevadera la dura tarea de convivir y ayudar a la persona con TLP.

A continuación, os mostramos algunas de las pautas y estrategias que como familiares os pueden ayudar a gestionar el trastorno.

– Mantener la calma, tener paciencia e ir despacio

· El trabajo con un paciente con TLP es lento y está lleno de altibajos. Es necesario que tanto los propios pacientes como familiares os informéis bien del trastorno y os involucréis en el proceso de tratamiento siendo conscientes de que la evolución es lenta y progresiva.

· Es importante establecer expectativas realistas. Trabajar las problemáticas de una en una y establecer objetivos a corto plazo ya que si elevamos demasiado las expectativas se puede generar un clima de desánimo, frustración y fracaso.

– Ambiente familiar: establecer un entorno donde predomine la calma.

· Los pacientes TLP experimentan las emociones con mucha intensidad. Es importante atenuar las situaciones de conflicto, no alterarse y hablar con la mayor tranquilidad posible sin darle demasiada importancia a la situación si consideramos que no es relevante. Si la persona con TLP nota que nos ponemos demasiado nerviosos, se alterará aún más provocando en ella una desestabilización emocional caracterizada por emociones muy intensas, pudiendo dar lugar a una conducta impulsiva y peligrosa como la autolesión.

· Es importante mantener rutinas familiares lo más estables posibles y crear situaciones en las que se compartan buenos momentos (compartir cenas, comidas o tertulias en familia). Hacerle partícipe a la persona con TLP de las decisiones familiares o de los planes que puedan surgir ya que notará que está integrado/a y que lo tienen en cuenta, por lo que la sensación o sentimiento de abandono podría verse reducido.

· Buscad tiempo para hablar y establecer una comunicación positiva con él o ella. Las conversaciones sobre temas neutrales pueden ayudar a la persona a distraerse y a reducir su malestar e intensidad emocional.

· Encontrad tiempo y momentos para estar solos y dedicaros tiempo de calidad a vosotros mismos para desconectar y recargar pilas. Los padres y familiares también tenéis derecho a descansar y disponer de tiempo para vuestros intereses y necesidades.

– Gestión y control de las crisis

· Las crisis por desregulación emocional son muy comunes en las personas que padecen TLP. Tratad de no alteraros y poneros a la defensiva, reprochándole por cosas, criticándole o juzgándole por lo que hace o dice. Tratad de calmaros y discutid lo mínimo. Realizad un trabajo de reflexión acerca de lo que él o ella ha dicho, pues pueden haber cosas que sean ciertas y que hay que cambiar o tener en cuenta.

· Llevad a cabo una escucha activa cuando establezcáis una conversación con él o ella y validad sus emociones y sentimientos. Es necesario y bueno que la persona ventile y comunique que es lo que siente y que por tanto, exprese todas sus emociones, así que no tratéis de quitarle importancia a lo que siente y permitidle que se exprese con libertad.

· Si él o ella lleva a cabo amenazas o conductas autolíticas no las ignoréis. Tratad de prestar atención pero sin alarmaros demasiado, tratad de contenerlo y darle otras alternativas, hablad sobre ello en otro momento con naturalidad y tranquilidad y aseguraros que el profesional que trata a la persona con TLP conoce lo que ha sucedido para que también pueda ayudarlo/la.

– Llevar a cabo una buena resolución de conflictos: colabora y se coherente.

· A la hora de hacer frente a un problema de un miembro de la familia tratad de no ocultarle información acerca de lo que ocurre, para cualquier persona, y más para aquellos que sufren TLP la incertidumbre y el no saber qué ocurre puede conllevar la aparición de emociones desagradables e intensas. Por lo tanto, tratad de implicar al miembro con TLP en la resolución del conflicto, preguntadle si puede y está dispuesto a colaborar o hacer algo para solucionarlo y proporcionadle ayudas si lo necesita.

– Establezca límites directos pero con precaución

· Estableced entre todos unas normas a cumplir en casa, cómo se deben de llevar a cabo y las consecuencias que puede tener para todos el no cumplimiento de estas reglas.

· No toleréis las conductas ofensivas y agresivas como rabietas, amenazas, golpes, insultos. Es mejor marcharse en ese momento y no darle más “bombo” a la situación. Para ello, le podéis comunicar tranquilamente que os vais y, que luego cuando se calme se discutirá el problema. Ignoramos este tipo de conductas siempre y cuando no supongan un peligro hacia él/ella mismo o hacia terceras personas, entonces sí, tratamos de contener y buscar ayuda.

· Es importante ser prudente a la hora de amenazar o dar últimas oportunidades. Sólo se emplearan estas amenazas como última opción y siempre y cuando se esté seguro y dispuesto a llevarlas a cabo, sino perderemos credibilidad y complicaremos más la situación con él/ella.

Poco a poco con trabajo en casa, psicoterapia y en algunos casos psicofármacos, el TLP se puede controlar y estabilizar si no desistimos, las personas con este diagnóstico y sus familiares pueden llevar una vida normal. Sabemos que es agotador para los familiares y también para los propios pacientes tener que lidiar con estas dificultades pero recomendamos no tirar la toalla y trabajar diariamente estas dificultades y problemáticas. Estas pautas no funcionan sólo llevándolas a cabo una única vez o de vez en cuando, tienen que convertirse en rutinas y formar parte de un nuevo estilo de vida y dinámica familiar y sobre todo y muy importante, es de vital importancia ponerse en manos de un profesional de la salud mental que nos pueda ayudar y guiar en el proceso.

Laura Mollà Pérez

Psicóloga. Máster en Psicología General Sanitaria

Número Colegiada: CV15707

Centro Psicopedagógico Gabaldon Alicante

www.centropsicopedagogicogabaldon.com

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